Las enfermedades inflamatorias intestinales son un conjunto de patologías que afectan el tubo digestivo que tienen en común las siguientes características:
1) son de causa desconocida;
2) pueden afectar tanto a varones como a mujeres, presentándose más frecuentemente en la segunda o tercera década de la vida;
3) son de mecanismo inmunológico, es decir, nuestro propio sistema inmune provoca una respuesta inadecuada en el tubo digestivo que lleva al desarrollo de las patologías;
4) producto de esta respuesta inmunológica, se producen lesiones visibles por imágenes o endoscopia que suelen consistir más frecuentemente en úlceras de tamaño y número variable.
Las dos patologías más frecuentes dentro de este grupo de enfermedades son la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Si bien muchas veces terminan tratándose de manera similar, hay algunas diferencias en cuanto a su comportamiento que hace que los tratamientos de una y otra puedan ser diferentes.
Por ejemplo, la enfermedad de Crohn puede afectar a cualquier segmento del tubo digestivo, desde la boca hasta el conducto anal; mientras que la colitis ulcerosa, solo afecta al intestino grueso (colon). El objetivo del tratamiento en estas patologías es lograr que el paciente no presente síntomas, pero que tampoco persista con actividad inflamatoria subclínica (es decir, que no genere síntomas) y que aumente el riesgo de complicaciones a largo plazo, como riesgo de recaídas sintomáticas, o de desarrollo de tumores o, en el caso de la enfermedad de Crohn, desarrollo de estenosis (obstrucciones) o de fístulas.
El tratamiento consiste en el abordaje desde muchas disciplinas: desde la parte clínica, el aspecto nutricional, hasta el tratamiento quirúrgico – que, hecho en forma y tiempo oportunos, tiene muy buenos resultados. Es por eso que es de suma importancia el manejo con un equipo multidisciplinario con experiencia en el manejo de estas enfermedades.
Dr Juan Sebastián Lasa miembro de
CETIE, enfermedades Inflamatorias
