Las enfermedades inflamatorias son afecciones en las cuales el sistema inmunológico del cuerpo se vuelve excesivamente activo y ataca los tejidos sanos por error, desencadenando procesos inflamatorios. Ejemplos comunes incluyen la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, que afectan el tracto gastrointestinal.

Los síntomas varían según el tipo de enfermedad inflamatoria, pero pueden incluir dolor abdominal, diarrea persistente, pérdida de peso, fatiga y cambios en el apetito. Además, algunas enfermedades inflamatorias pueden manifestarse en la piel, articulaciones o en otros sistemas del cuerpo.

Los factores de riesgo pueden incluir predisposición genética, historia familiar de enfermedades inflamatorias, dieta y estilo de vida. Fumar y el estrés también pueden desempeñar un papel en el desarrollo o exacerbación de estas condiciones.

El diagnóstico involucra una combinación de pruebas médicas que pueden incluir análisis de sangre, pruebas de imágenes (como colonoscopias o resonancias magnéticas) y biopsias de tejidos. La colaboración entre diferentes especialistas es crucial para un diagnóstico preciso.

El tratamiento depende del tipo y gravedad de la enfermedad, así como de la respuesta individual del paciente. Puede incluir cambios en la dieta, medicamentos para controlar la inflamación y, en algunos casos, cirugía. Un enfoque multidisciplinario, que involucre a diversos profesionales de la salud, es fundamental para brindar el cuidado más completo y personalizado.